martes, 18 de mayo de 2021

Gastro - Pueblos de España en los que se come muy bien

                                                                                      Publicado por Viajes National Geographic
EZCARAY

Quizás sea la viva imagen de lo que es un gastro-pueblo. Y es que justo cuando La Rioja se empina camino de la sierra Cebollera aparece esta localidad como el último reducto antes de los montes y las cumbres. Una ubicación geográfica que la convirtió desde pronto en un destino para montañistas, principalmente vascos, que venían hasta aquí en busca de otros paisajes. Los vecinos del norte trajeron consigo sus liturgias gastronómicas, sus pintxos y su gusto por el buen comer, de ahí que hoy en día Ezcaray presuma de una de las generaciones de restauradores más exitosa de nuestro país. Una hornada que lidera Francis Paniego, quien no renuncia en Echaurren Tradición a los platos que hicieron famosa esta venta familiar entre los que destacan sus legendarias croquetas y sus callos. Por otro lado, en El Portal pelea por mantener las dos estrella Michelin que ha logrado gracias a su particular visión de los platos de casquería. Pero Ezcaray es mucho más. No en vano, los acólitos de este destino suelen apostar también por la barra y el restaurante de Casa Masip, donde las croquetas (sí, también), los pintxos, la ensaladilla rusa y los boletus de temporada cuentan con un propio club de fans. ¿Otras opciones? Las raciones y desayunos del Roypa y los cócteles del Troika Bar, un pub absolutamente inesperado y maravilloso.

SIGÜENZA

La metamorfosis de la ciudad del Doncel podría resumirse como un ¿quién te ha visto y quién te ve? De ser una localidad de asador, lechazo y tintorro ha pasado a ser un destino foodie de primer orden. En cierto modo, la punta del iceberg de todo es Samuel Moreno, el chef de El Molino de Alcuneza que ha conseguido, a base de pan y creatividad, dar con la clave de cómo tiene que ser la cocina de vanguardia castellana. Pero no es el único. De hecho, en el corazón del municipio se encuentra el otro restaurante estrellado, El Doncel, un espacio bipolar donde se puede desde saborear cualquier receta típica meseteña hasta las particulares versiones que Enrique Pérez ofrece en su menú degustación. Y para presupuestos ajustados, la barra del Bar Alameda sacia hasta al más voraz con una buena selección de producto y con pintxos y tapas sabrosas y muy, muy seguntinas.

BETANZOS

Aquí nació la única tortilla de patatas que merecería tener Denominación de Origen propia por su conexión con esta tierra (dicen que la magia viene de los tubérculos gallegos de variedad kennebec) y por su popularidad. Pero como con la fama ni se come ni se da de comer, lo más interesante es pedirse un pincho en las barras de Casa Miranda y Mesón O Pote, donde los más talibanes de la tortilla con cebolla renegarán de sus ideales.

TRUJILLO

La tradición gastronómica de esta localidad siempre estuvo ligada a dos realidades: su encanto turístico y su carácter de cruce de caminos. De ahí que, desde que el turismo es turismo, sus bares y restaurantes se hayan empeñado en saciar las necesidades del forastero. Es decir, sorprenderle con migas, bacalao, quesos extremeños y otros platos típicos de la mesta que se aderezan con recetas de asador. Y sin embargo, en la Trujillo de hoy hay mucho más ya que, sin renunciar a este repertorio, lugares sagrados como La Troya y el Bizcocho están empezando a incluir algún trampantojo y alguna fusión. Otras opciones son El Refectorio o Azafrán y, para rematar el día, un cóctel en La Abadía. 

CADAQUÉS

Hay mucha vida más allá de Dalí y de las fotos idílicas de mar-barquita-barraca blanca en Instagram. De hecho, el ruido turístico que, en ocasiones, sufre Cadaqués no deja ver su verdadero potencial gastronómico. Y lo tiene. En primer lugar, porque su popularidad permite que haya hasta wine bars deliciosos como el de Martín Faixó donde el placer va más allá del postureo asociado a la degustación. En segundo lugar, porque mantiene su esencia marinera en tascas tradicionales y un tanto folclóricas como Casa Anita. Y en tercer lugar, porque acoge iniciativas locas que solo aquí triunfarían como es el caso de Compartir, 

ARRIONDAS

El hecho de estar a medio camino de la playa y de los picos de Covadonga hace de este pueblecito un campo de pruebas para la gastronomía. De hecho, esta oportunidad la ha aprovechado al máximo José Antonio Campoviejo quien, en El Corral del Indianu ha encontrado el entorno y el ambiente perfecto para desarrollar su cocina contemporánea (premiada con estrella Michelin) donde es honesto con el producto logrando creaciones maravillosas. No muy lejos se encuentra Casa Marcial, un espacio biestrellado donde Nacho Manzano cumple con todos los requisitos para atraer a foodies de todo el mundo: innovación, tradición y riesgo. Eso sí, en Arriondas también hay hueco para la sidrina y las comidas relajadas en El Robledal, Los Arcos o La Posada de Granda.

GETARIA

Si hubiera que elegir un lugar neutral en una hipotética contienda gastronómica entre Vizcaya y Guipúzcoa ese sería Getaria. El pueblo que vio nacer a Balenciaga es mucho más que un puerto próspero. Es, también, el lugar donde sea sublimado el pescado a la brasa, en concreto el rodaballo, que suele ser el plato estrella de sus restaurantes más reconocidos. A la cabeza de todos está Elkano  y su estrella Michelin, lo que no quita que en Kaia Kalpe o en Txoko hayan logrado sublimar las recetas en las que mar y fuego se combinan de manera irresistible.

CHICLANA DE LA FRONTERA

Este rinconcito de la costa gaditana tiene el aliciente de tener dos caras. Por un lado, la marinera, la esencial, la que atrae a los viajeros que buscan la esencia y el salitre en templos como Popeye o Casa Pepe. Por el otro, la que trae consigo la urbanización Sancti Petri, un apéndice donde el lujo se agolpa a los pies de la playa de la Barrosa En sus hoteles y restaurantes se puede encontrar maravillas como Alevante, el restaurante que Ángel León tiene en el hotel Gran Meliá Sancti Petri Cataria, el restaurante del Iberostar Selection Andalucía Playa en el que Aitor Arregi (sí, el de Elkano) importa su modus operandi para aplicarlo a los pescados de la bahía de Cádiz.


NAVALENO

Los amantes de las setas, de comerlas y/o de recogerlas, es posible que ya tengan fichado este lugar. Un pueblo localizado en la comarca de Pinares de Soria, en una zona de transición entre los relieves del Sistema Ibérico y las llanuras centrales que recorre el río Duero. Allí, el nombre de su comarca deja claro que los pinares son la base de su sustento, pues el pueblo vive de la madera de sus árboles, de la caza mayor -ciervos y corzos- que recorren su territorio y los hongos y setas que, prácticamente, se recolectan a lo largo de todo el año. Ésta última es la razón de la cocina de Elena Lucas en La Lobitaun restaurante con estrella Michelin cuyo imaginario y productos se encuentran en estos montes sorianos, y el de el restaurante El Maño, que desde 2003 tiene la micología por bandera y le ha llevado a formar parte de los Bib Gourmand de la misma guía. No se queda atrás el Mesón El Hachero, en el que las brasas y las carnes terminan por formar la combinación perfecta en una zona muy ligada al producto de territorio.

O GROVE Y LA TOJA

A la entrada de la ría de Arosa, con vistas a una de las islas más conocidas por sus aguas medicinales, La Toja, se encuentra O Grove. Una península considerada la capital gastronómica de la costa gallega. No es de extrañar cuando entre los pescados de la zona destacan el rodaballo, la lubina, el mero, el lenguado y la merluza. Y, entre los mariscos, la langosta, el centollo, las vieiras, los percebes, las ostras, el bogavante y las almejas finas, por mencionar algunos. Todos ellos se fusionan con los platos típicos más tradicionales de la zona como el caldo gallego, el lacón con grelos o el pastelón de marisco. En O Grove, además de sus productos, destaca uno de los restaurantes del momento, Culler de Pau, donde su cocinero, Javier Olleros, explica que en su restaurante son intérpretes de su territorio e intentan que el comensal sienta la tierra en la que se encuentran a través de su cocina. Y vaya que si lo consiguen. Un restaurante singular que se combina a la perfección con el A sador O Chiringuito y la Taberna Lavandeiro, donde se pueden probar muchos platos tradicionales y buen marisco. Y si se cruza a la isla de La Toja, en A Casa do Marqués se puede degustar tapas típicas gallegas y una amplio abanico del recetario tradicional, incluyendo sus famosas queimadas como punto y final.

VILLAVERDE DE PONTONES

En medio de la naturaleza y a pocos kilómetros del mar Cantábrico se encuentra la pequeña localidad de Villaverde de Pontones, un lugar convertido en referente de la alta gastronomía gracias a Jesús Sánchez, chef de Cenador de Amós, que este año se ha llevado su tercera estrella Michelin. Su restaurante -encalvado en una casona palaciega del siglo XVIII- ha sido una puesta firme por su cocina, con el riesgo que conlleva ubicarse en una población de 334 habitantes, pero también ha servido para que este pueblo y sus encantos sean conocidos. Y es que, además de su gastronomía, Villaverde de Pontones tiene un patrimonio histórico que merece una visita: la iglesia parroquial de Santo Tomás del siglo XVII, el Palacio de Arco y la Casa-palacio de los Mazarrasa, por no hablar de la cantidad de monumentos y palacios que hay a su alrededor.

CASAR DE CÁCERES

Aunque la Torta del Casar se elabore en 35 términos municipales cacereños, este pueblo es el que le da el nombre a su Denominación de Origen y hace de este lugar una de las visitas esenciales dentro de la ruta de gastro-pueblos. De hecho, se podría decir que este queso semi-líquido elaborado a base de leche cruda de oveja ha puesto de lleno en el mapa a Casar de Cáceres. Un pueblo en el que además de probar los productos típicos de la tierra como la patatera, sus embutidos de bellota, su aceite o su cava, se pueden visitar las queserías donde se elabora este queso tan peculiar y alabado y conocer desde dentro la importancia que su D.O. tiene para este entorno.

CASTROVERDE DE LOS CAMPOS

En el campo amarillo de Antonio Machado, como dice esa canción reivindicativa de La Moda haciendo referencia a la Castilla más deshabitada, se encuentra el pueblo de Castroverde de los Campos (Zamora) que se ha puesto muy, pero que muy, en el mapa gracias al restaurante Lera. Este lugar en el que viven 300 habitantes, Luis Alberto Lera y su padre Cecilio lo han convertido en la meca de la caza menor donde el pichón, es el plato a través del que gira su imaginario. También es fundamental la labor que están realizando en los palomares de la Tierra de Campos, un esfuerzo por recuperar parte de este patrimonio histórico y cultural de la zona que viene de tiempos de los romanos.

NOJA

Los veranos son para ir a degustar los productos cantábricos a Noja, ese pueblecito de veraneo que encandila a sus visitantes con sus paisajes y su despensa a partes iguales. Mariscos, pescados y algas. Sí, algas, en Sambal. Un restaurante en donde la cocina se abre al mar y a la tierra y en donde las raíces y las costumbres se intuyen en cada plato. La cocina de Javier Ruiz es de corte tradicional pero moderna, de ahí que en sus pases se fusionen productos de sus mares como la jibia de Noja con garbanzos especiados. O un arroz marino que hace referencia a las algas del litoral con las que se cocina.



sábado, 8 de mayo de 2021

En busca de los monumentos templarios de España

Este es un viaje que se remonta a principios del S. XII, cuando se fundó la Orden del Temple para proteger la vida de los peregrinos que llegaban a Jerusalén tras la conquista de Tierra Santa por orden del Papa Urbano II. Y aunque éste nunca se enteró de las buenas noticias que llegaban desde allí, los hechos siguen aún hoy presentes, ya sea en el imaginario popular, en forma de películas, novelas o videojuegos, como en las ruinas que persisten como pecios históricos. Mitad monjes, mitad guerreros, los caballeros de la Orden del Temple se convirtieron en una de las fuerzas militares cristianas más poderosas durante la Edad Media. Algunas leyendas, como ser los últimos conocedores del escondite del Santo Grial, y la forma en que fueron perseguidos y destruidos tiempo después de su formación, ha levantado a su alrededor una atmósfera de misterios que sigue atrayendo a muchos viajeros hasta a aquellos lugares templarios de España que una vez vivieron escenas épicas.

                                                                                   Publicado por Viajes National Geographic

MIRAVET (TARRAGONA)

Basta verlo coronando el imponente cerro que domina el paso del Ebro para entender que este castillo esté considerado como uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar templaria de Europa. El conjunto fue donado por Ramón Berenguer IV en 1153 a Pere de Rovira, maestro de los templarios en Hispania y Provenza, convirtiéndolo éste en uno de los centros templarios más importantes de la época. Los patios, las dependencias internas, algunos restos de muralla, que llegan a alcanzar los 25 metros, y la iglesia conservan un buen estado de conservación. Suficiente como para que vuele la imaginación y los visitantes sientan un poco la épica de aquellos otros

SAN BARTOLOMÉ DE UCERO (SORIA)

No hay duda de que el Parque Natural del Cañón del Río Lobos es una de las grandes maravillas de Castilla y León, y es que allí, la persistente erosión provocada por el paso del río, ha modelado cuevas, grutas, cañones y simas espectaculares. Pero, además de la naturaleza, el parque conserva algunos otros intereses, como la ermita de San Bartolomé, uno de los enclaves más importantes de la orden de los caballeros templarios. Aislada en la boca del Cañón del Río Lobos, su fotogenia no decepciona. Del S. XIII, formó parte de todo un cenobio templario del que hay recuerdo en las crónicas.

CASTILLO DE MONZÓN (HUESCA)

Su perfil recortado sobre el cerro en el centro de la ciudad aún conserva la presencia sobrecogedora de cuando, hace diez siglos, los caballeros de la Orden del Temple lo convirtieron en uno de sus castillos-convento más importantes de la Península. No en vano, entre sus muros se formó Jaime I. En la actualidad, un centro de interpretación dedicado al Temple transmite toda la información necesaria para entender aquella época de batallas heroica

JEREZ DE LOS CABALLEROS (BADAJOZ)

Hay topónimos que revelan la esencia del lugar solo con verlo en el mapa. Este es uno de ellos. Es pronunciar Jerez de los Caballeros y ya evocar templarios, pero cuando cuando se llega a la Plaza de la Alcazaba, la visión de su asombroso castillo transporta inmediatamente a tiempos de la reconquista, que es cuando las crónicas indican que la fortaleza pasó a manos de la Orden del Temple. Desde el cerro en el que se levanta, las vistas de la vega y de Sierra Morena son magníficas. Sus murallas y baluartes repelieron durante siglos infinidad de asaltos enemigos, pero aún hoy aguantan cuatro de las seis puertas que una vez tuvo el castillo. Mucho debieron amar esta ciudad los templarios si se hace caso a la leyenda que explica cómo varios de ellos fueron degollados y sus cuerpos arrojados desde la Torre del Homenaje de la Alcazaba, conocida como la “Torre Sangrienta” desde entonces, por no querer abandonar el lugar cuando Clemente V disolvió la orden.

PONFERRADA (LEÓN)

Santo y seña de los castillos templarios en España, sus almenas y torreones a orillas del río Sil son una visión fascinante aún a día de hoy. Mayor debía ser la fascinación que despertaba en la Edad Media, cuando según la tradición debió contar con 12 torres relacionadas, dicen, con las constelaciones del Zodiaco. Así eran los templarios que se hicieron cargo en el año 1204 de esta posición defensiva, muy amantes de los símbolos y misticismos varios. Allí permanecieron hasta la disolución de la Orden y convirtieron a este castillo de trazado poligonal y casi ocho mil metros cuadrados en una de las tres posiciones defensivas que los templarios tuvieron a lo largo del Camino de Santiago.

IGLESIA DE LA VERA CRUZ (SEGOVIA)

Desde una esquina del mirador del Alcázar de Segovia se puede ver una extraña iglesia de forma circular y ancha torre, aislada de cualquier otra construcción cercana. Tal vez pase desapercibida para algunos, deslumbrados por la belleza del propio Alcázar, pero resulta que esa es la Iglesia de La Vera Cruz, una de las obras más fascinantes del románico español que se suele relacionar con los templarios. Para otros, fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén los responsables de su construcción, tomando como ejemplo la Mezquita de la Roca y la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. Sea como fuere, la iglesia es propicia a leyendas como la que afirma que bajo su suelo hay enterrado un fabuloso tesoro protegido por cadáveres de caballeros templarios de los que emanan rayos fulminantes contra aquellos que osaran profanar el lugar.

CASTILLO DE CARAVACA DE LA CRUZ (MURCIA)

La muralla se avista sobre una elevada colina desde la que se domina toda la ciudad. Un bastión inexpugnable considerado como una de las fortalezas más bellas de la Costa Cálida murciana. Seguramente de origen islámico, este castillo fue donado por el rey Alfonso X a la orden del Temple en pago por sus jornadas bélicas. Allí estuvieron hasta 1312 y posteriormente se instaló la Orden de Santiago. Que hoy alberguen estas murallas  el Santuario de la Santísima y Vera Cruz, uno de los centros de peregrinación de la cristiandad más importantes, ha hecho de este vestigio templario uno de los más famosos de la Península.

CASTILLO PALACIO DE PEÑÍSCOLA (CASTELLÓN)

Aunque esta escénica fortaleza fuera uno de los baluartes defensivos más importantes de los Templarios, se la conoce más por ser la sede del antipapa Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, aquel que se mantuvo en sus trece hasta el final de sus días. Gracias a la magia del cine, por aquí cabalgó también el Cid, encarnado en los años 60 por Charlton Heston. La imagen del castillo de Peñíscola, levantado sobre una antigua alcazaba árabe, con su muralla y baluartes, por encima de las casas de la ciudad, forma parte de una de las estampas veraniegas mediterráneas por antonomasia: Playa Norte de Peñíscola.

IGLESIA DE SANTA MARÍA DE EUNATE (NAVARRA)

A pocos kilómetros de Muruzábal, en pleno Camino de Santiago, se encuentra una de las joyas románicas más singulares de España. Enigmática y llena de secretos, es además de uno de los enclaves templarios más destacados. Explica la leyenda que en algún lugar de la iglesia está cifrada la ubicación de la tumba de la reina de Saba, enterrados en el Camino de Santiago. Más allá de sus leyendas, la arcada que rodea al templo, al modo de un extraño claustro exterior, justifica cualquier viaje a la región. 

CASTILLO DE GARDENY (LLEIDA)

Fue allá por el año 1129 cuando el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV inició el asedio contra los musulmanes de Lleida. Entre sus huestes, caballeros de la Orden del Temple, quienes le aseguraron la victoria. Fue por ese arrojo en el campo de batalla que recibieron, precisamente, numerosas donaciones en forma de tierras. Entre ellas, la propia colina desde donde se inició el asedio, la colina de Gardeny. Allí levantaron los caballeros su nueva “Domus”, la Casa de Gardeny, donde hoy las únicas huestes que llegan son las de los turistas que se acercan al centro de interpretación que permite conocer bien la mítica del Temple. Además, desde lo más alto de las almenas defensivas se obtienen buenas vistas de la ciudad y de su otro monumento destacado, “La Seu Vella”.