viernes, 19 de enero de 2024

"Los Haberes de la Tropa" Revista Técnica de la Guardia Civil número 6 de 30 de Junio de 1910 y "Uniforme fundacional de la Guardia Civil"

 LOS HABERES DE LA TROPA

Más que por exigirlo de un modo ineludible la índole de esta Revista, los trabajos de colaboración han de llevar al pie la firma de sus autores, en el deseo de dar una deferente prueba de consideración á los colaboradores reconociendo autoridad á sus firmas; la insignificancia de mi personalidad bien puede consentir una excepción: y si esto se toma como un alarde de mentida modestia, haré unas breves consideraciones que quizás permitan atender mi ruego, autorizándome por esta vez á firmar con pseudónimo, máxime cuando no es para encubrir procacidades, ni pretexto para tratar asuntos profesionales traspasando determinados límites.

Cierto que es lícito ocuparse en publicaciones de esta índole de profesional y técnico, porque ese es su objeto; pero no demos demasiada amplitud al concepto de esos vocablos.

El art. 329 del Código de Justicia militar veda, entre otras cosas, ocuparse de lo que pueda suscitar antagonismos entre los distintos organismos del Ejército, los juicios y opiniones sobre actos de las autoridades, y lo que se refiera á proyectos sometidos á las Cortes ó á asuntos que sean de resolución del Gobierno.

Con esto basta para no poder escribir de los asuntos más técnicos, profesionales y de mayor interés para el Cuerpo; y aunque la tolerancia es costumbre que pudiera considerarse ley, ciertamente que se vería interrumpida al no ser el escrito halagador y conforme al criterio, gustos é inclinaciones que inspiraron aquella tolerancia.

No es dado transcribir tampoco de los sueldos, del haber y del acuartelamiento, porque la Ordenanza prohíbe decir que es corto el sueldo, poco el prest é incómodos y malos los cuarteles; y todo esto y aquello, que es permitido tratarlo á los profanos, que sólo tienen motivo de conocerlo por afición á las cuestiones militares ó por referencia, está vedado á los profesionales, no obstante ser los únicos que pueden conocerlo, y tenemos razón, motivo y deber de saberlo.

He aquí razones  bastantes á  justificar esa tolerancia en la firma. Baste, pues, lo dicho  de  más  en  cuestión  tan trivial como esta, para entrar á ocuparnos del asunto que nos proponemos tratar: de los haberes de la tropa.

Estar en la Guardia civil lleva una vida de estrechez y de privaciones incompatible con la representación que ostenta en los pueblos, y nada apropiada para mantener su prestigio, pues no otra cosa puede suceder dado lo reducido del haber, que se halla en desproporcionada relación con las penalidades, sacrificios é importancia del servicio que prestan los individuos del Cuerpo.

Un artículo de la Cartilla dice que el desaliño en el vestir infunde desprecio, y esta es una gran verdad, deducida de una preocupación social que arrastra á tener pocas consideraciones á quien no va bien portado. Rufianes con levita son bien mirados y suelen hallar abiertas todas las puertas y ser objeto de generales atenciones, que seguramente no se guardan á la hombría de bien si la encubre una ropa raída.

Para costearse el uniforme, el guardia civil hace un sacrificio; sus hijos van pobremente vestidos y mal calzados; nadie en los pueblos va más modesto que ellos. Aun viviendo con la mayor economía, pocos son los que en muchas ocasiones no tienen que comprar al fiado, esperando liquidar sus atrasos cuando se perciba la ansiada cuota al término del período de reenganche, cuota que á veces tarda más de un año en percibirse después de devengada, porque el Estado presupuesta para pluses y premios de reenganche una tercera parte menos de lo que importa.

Cuando sobreviene una concentración algo avanzado el mes, muchos de los que concurren á ella tienen que llevarse el poco dinero que queda en casa, dejando á la familia para ir viviendo la buena voluntad de algún tendero conocido. El anticipo del plus de concentración hay veces que no evita que suceda lo que decimos, porque no alcanza á cubrir los gastos que se originan.

Ese soldado de dos pesetas cincuenta y ocho céntimos  diarios de haber, es el llamado á contener las demasías y evitar los  daños  que en las  propiedades intentan  las masas de  obreros  huelguistas, airados y violentos cuando no se les aumenta el ya crecido jornal de cinco, seis ó más pesetas diarias.

Tal es la realidad, expuesta sin eufemismos ni frases convencionales que la dulcifiquen; y esto sólo lo sabemos los que por estar en contacto con ellos, podemos apreciar el sacrificio y las privaciones con que viven.

Cuando se creó la Guardia civil se asignaron á la tropa haberes proporcionados para vivir, no con esplendidez, pero sí con holgura y con el decoro que correspondía á soldados que, como primer elemento para llenar su misión, han de contar no sólo con ese prestigio que conquista la conducta ejemplar, sino con el que se alcanza con ciertos detalles externos de la vida no sufriendo estrecheces y privaciones; y esto proporcionó también y mantuvo durante muchos años la ventaja de constituir un estímulo para que aspirase á venir á la Guardia civil lo más florido de los soldados veteranos de los regimientos. Hoy sólo solicitan ingresar en ella, los que no encuentran colocación en otra parte.

Medítese lo que representan 2 pesetas 38 céntimos diarios para sostener una familia (comer y vestir); téngase en cuenta lo que cuestan los artículos de primera necesidad, y se podrá formar juicio de cómo vivirá el guardia. El plus de reenganche constituye, sí, un aumento en el haber, pero bien insignificante, porque aún con él no llega á tres pesetas diarias; esto lo alcanzan sólo los veteranos, que cobran el doble plus á los diez y seis años de servir como voluntarios.



Para formarse idea de lo que representaban los haberes en 1844, cuando se creó la Guardia civil, y lo que son hoy, bastará considerar que el sargento tenia 1,095 pesetas anuales y el guardia 821,25, y comparar estos haberes con el sueldo de  947 pesetas que  percibía el alférez de infantería; aquel tenía 108 pesetas más; el guardia sólo 65,75 menos; hoy la proporción ha variado mucho; el sargento percibe 991 pesetas menos, es decir, una diferencia de 1.000 pesetas con relación á la que existía en el año 1844.



El dato es muy elocuente, por cuanto se evidencia que no se ha atendido á ir mejorando los haberes de la tropa de guardia civil, en relación á lo que se ha considerado que las necesidades de la vida han ido imponiendo con el. Con una parquedad que traspasa los linderos de la tacañería, se han concedido á la tropa del Instituto dos aumentos de haber desde 1844 á la fecha; uno, en 1873, de un real diario; y otro, de igual suma en el transcurso de los años para aumentar los demás sueldos e igual suma hace cuatro años; ahora se habla de conceder  otro  reals,  sin comprender  que  sueldos que  en  sesenta  y seis  años  han sido  mejorados  en tan reducida cuantía, mientras otros se han duplicado, necesitan algo más, si es que la concesión se hace persuadidos  de  que  el guardia civil no puede vivir hoy. El de nuevo ingreso, que no cobra plus de reenganche, tiene asignadas entre haber, gratificación de pan y combustible 80 pesetas 95 céntimos; pero como ha de pagar el vestuario con el descuento de 15 pesetas mensuales, y además sufre otros para la Asociación de Socorros Mutuos, Asilos y alumbrado del cuartel, percibe líquidas 62 pesetas 75 céntimos. Con esta cantidad, un hombre casado y con hijos, que se ve precisado á comer algunos días fuera del puesto por razón del servicio, es imposible que tenga para la manutención de su familia; para vestir y otras atenciones, sabido es que no puede tener.

El que á los cuatro años de permanencia en el Cuerpo empieza ya á percibir plus de reenganche, reúne al mes 88 pesetas 45 céntimos; pero como sufre descuento para cubrir el fondo de hombres, que nunca llega á estar completo, porque á él se carga el importe de las prendas de vestuario que han de irse reponiendo, y frecuentemente también hay que hacer anticipos por apremiantes necesidades que obligan á los individuos á solicitarlos; y como á más de ese descuento mensual de cinco pesetas para cubrir su fondo, sufre los de Socorros Mutuos, Asilos y gastos de cuartel, que en junto pueden calcularse en 8 pesetas 25 céntimos, resulta que cobra 80,20: unos diez reales y medio diarios.


Con relación á la resistencia á gravar el presupuesto, sino se ha hecho mucho, lo representa el perseverante empeño en alcanzar las mejoras que se han logrado en los últimos cuatro años, y acusa un vivo interés en quien no desmaya en tan meritoria labor; con relación á lo que el Estado ha debido hacer para mejorar la situación de esos soldados, se ha hecho lo menos que podía hacerse; porque á más de que hay que remediar esa vida de estrechez y privaciones que arrastra el guardia, no puede perderse de vista o que exige la consideración y el prestigio de que éste ha de hallarse rodeado, como base de fuerza moral; y ni ésta, ni consideración, ni prestigio hay, cuando la situación en que se vive por la escasez de recursos, inspira lástima hasta á las clases más modestas de la sociedad.                            

MARCIAL MOCHILA

Revista Técnica de la Guardia Civil número 6 de 30 de Junio de 1910