Artículo publicado en la revista "2020_Revista HGC_31", de la Asociación de Huérfanos Antiguos Alumnos y Profesores de los Colegios y Academias de la Guardia Civil.
Crecimos junto al guardia de puertas en su puesto, siempre bajo el
mismo letrero. Un señor serio pero amable, que siempre cuidaba de que los niños
no saliéramos de la protección de las paredes de “nuestra casa.” Religiosamente
te ofrecía su saludo cada vez que la familia entraba o salía. Daba igual la
hora, el día. Tan pronto te arreglaba el pinchazo de la bici, como te daba el
correo, o te avisaba de quién te telefoneaba. A su vez pendiente de que ningún
vehículo sospechoso comprometiera la seguridad del perimetral, de que ningún
ataque terrorista perturbara nuestra tranquilidad.
Bajo aquel lema se engalanaba cada 12 de octubre a nuestra querida Virgen del Pilar. Un Todo por la Patria sobre rojo y gualda, desconocía cuanta maldad podía albergar. Jugábamos frente a su leyenda, una frase que forma parte de nuestra historia, la que escribieron nuestros abuelos, nuestros padres, nosotros sus hijos y en muchos nietos perdura. Jamás escuché en aquel patio ninguna soflama franquista, ninguna alusión al dictador, ningún atisbo de sometimiento ideológico de ninguno de los guardias civiles, que en mi casa cuartel daban protección.
Allí charlábamos de otras muchas cuestiones, saltábamos a la comba, jugábamos al escondite por los rincones. Veía con naturalidad el izado de bandera cada mañana, y su arriado al terminar la jornada. Siempre lo interpreté como un gesto de orgullo y de cariño a nuestra tierra. Nada de lo que últimamente escucho para definir nuestra profesión, nuestro sentir, nuestra voluntad, descritas de retorcidas maneras. Nos criamos en un ambiente familiar, amigable, protector como en cualquier otro barrio. Aquel era más pequeño, más recogido, pero lo hacía muy acogedor, y nos hacía sentir muy afortunados.
Estaría bien al contar una historia se ajustase bien la información, algo tan simple como preguntarles a todos sus protagonistas su sentimiento, su empeño, su motivación. Estamos un poco hasta los cojones de que simplemente ofrezcan una versión. 176 años de historia pero nos quedamos con lo que ofende a unos, con la perspectiva de lo que nos afecta a otros, NO.
No me queda otra que resignarme a escuchar la próxima invención, para desprestigiar y denigrar la imagen de mi benemérita institución. Dios algún día os castigará con la fuerza y firmeza, de la misma manera que lo estáis haciendo vosotros.
2020_Revista HGC_31



Me ha encantado el artículo publicado y para los que tenemos años acumulados , el recordar la figura del guardia de puertas, me ha emocionado.
ResponderEliminarHice bastantes servicios de puertas y en mis tiempos se hacía con arma larga y duraba 24 horas ( aunque había una cama para descansar , si la noche estaba tranquila ), pero esta sala de armas o cuarto de puertas, como queramos llamarle era frecuentado por todas las parejas, que entraban y salían de servicio .
Además había que atender al teléfono y al timbre de la puerta de entrada al acuartelamiento y era rara la noche que el guardia de puertas podía estar tranquilo.
Durante el día , tenía que estar pendiente de la llegada de algún jefe , para dar la voz ....."guardias el Capitán de la Compañía ".... para poner un ejemplo, o .."guardias el Teniente Coronel Primer Jefe de la Comandancia "
También se encargaba de pasar la revista de armas a los cazadores , revisando las escopetas y anotarlo en la correspondiente guía .
Controlar a todas las personas que entraban y salían de la casa cuartel y abrir y cerrar la puerta de entrada a las horas establecidas.
Hacer llegar lo antes posible al Comandante de Puesto, de cualquier novedad , así como entregarle la correspondencia
La figura del guardia de puertas era muy importante , ya que era lo primero que se encontraban las personas que se acercaban al cuartel, por lo que debía estar siempre en perfecto estado de policía.
Gracias Luciano por la publicación , que me hizo recordar mi pasada juventud.
Como siempre un fuerte abrazo a todos los compañeros
Tal y como lo cuentas amigo y compañero Juan, nada tiene que ver aquella época que nos toco vivir con lo que yo he podido ver en mis últimos años en activo.
Eliminarla verdad que emociona recordar esos duros años de nuestra juventud en el Cuerpo pero todos sabíamos lo que había y se llevaba bien, los guardias de ahora se quejan por todo y no saben agradecer a sus ancestros el sacrificio que hicieron para que la Guardia Civil fuera un Cuerpo querido y respetado.
Como siempre muchas gracias compañero Luciano por tu trabajo.
Fuerte abrazo compañeros.