lunes, 28 de febrero de 2022

Por el cese de las hostilidades

 

“El Conflicto Bélico de dos pueblos hermanos Rusia y Ucrania”

Las naciones deben actuar elevando voces en pro de un alto el fuego, se debe intentar  por todos los medios.

Debemos escuchar voces frenando el espectáculo de los sufrimientos humanos exaltando principalmente, los valores por el respeto a la dignidad de la naturaleza humana, las guerras quienes más la sufren son los más inocentes, los más débiles y asustados son los niños, mujeres y ancianos, es decir la población civil.

 Hay que frenar para evitar perdidas de vidas humanas y con rotundidad un alto el fuego, y ahorrar tanto sufrimiento en Ucrania.


Las Guerras son conflictos en los que los débiles mueren por defender los intereses de los Poderosos.

Las Guerras son escarnios, un linchamiento moral para las personas y la integridad de los pueblos, que siempre deja a los más pobres sin techo, sin libertad y sin pan.

La guerra es la salida cobarde a los problemas de la Paz.Que Dios ilumine a los gobernantes a tener conciencia del bien y del mal, y luchen por conseguir una paz Octaviana, y de libertad en el Mundo.

   “Por la Bandera universal de la Paz”

                                                          José Castillo Rubiño.

                                        Socio Nº 875, Asociación de Retirados de la G. C. de Tráfico

                                                                        26/02/2022.

 

sábado, 19 de febrero de 2022

Nadie es profeta en su tierra

Radio Tricornio Viejo



Animado por mi amigo Julián Ruiz-Cantabrana Díez y de otros compañeros que han explicado sus vivencias en los cuarteles que han estado, voy a explicar un poco mi experiencia en un cuartel en el que estábamos unas personas viviendo y que por lo relatado “parece ser que éramos tercermundistas”.

Todos los refranes son ciertos y éste me pilla a mí de lleno por lo que paso a explicar a continuación:

Corría el año 1958, yo tenía 23 años y estaba destinado como Guardia Civil, en el Puesto de Especialistas de Mahón, perteneciente a la 244ª Comandancia de Inca (Baleares).

Pueblo de 30.000 habitantes, salas de fiestas, cines, fútbol y el mejor destino que he tenido en el Cuerpo ya que el servicio era bastante llevadero y había tiempo libre para que los jóvenes lo pudiéramos pasar bien.

Al llevar tres años de servicio, había la posibilidad de solicitar destino a otra Comandancia y como no, se me ocurrió solicitar la 236ª Comandancia Almería (que era mi tierra).

La Comandancia de Almería, tenía 42 Puestos de playa, que estaban distribuidos a lo largo entre los 217 kilómetros de costa, que había entre las provincias de Murcia y de Granada.

En el mes de Mayo del mismo año, en el Boletín Oficial del Cuerpo, vino mi traslado a la Comandancia de Almería.

Había tres Puestos de playa, Cala Cristal, Loma Pelada y San Miguel (que tenían fama de ser los peores de la Comandancia).

Después de visitar a la familia, hago la presentación en la Comandancia y me dicen que el Teniente Coronel Primer Jefe, había decidido, que yo fuese destinado a uno de ellos (San Miguel), un Cuartel solo para personal soltero a 12 kilómetros de El Ejido y a tres de Guardias Viejas (sin ninguna casa a su alrededor).

Otro compañero, que lamento no recordar su nombre y yo, fuimos los afortunados en este destino y nos encaminamos hacía él.

Nos adjudicaron un fusil a mi compañero y a mí un subfusil de los llamados “naranjeros”, con su correspondiente munición y cargados con la pistola, la maleta y algún bulto de mano, cogimos el coche de línea (en Almería), que nos dejó en El Ejido, después de recorrer 34 kilómetros.

El Ejido en aquella época, era una pedanía que pertenecía al Ayuntamiento de Dalías, posteriormente se independizó y actualmente es uno de los pueblos mas importantes de la provincia con más de 80.000 habitantes.

En esta Población hicimos el trasbordo y en una furgoneta grande nos trasladamos a Guardias Viejas, una barriada en la que había una única tienda, en la que se podían adquirir productos alimenticios y artículos de primera necesidad.

Llegamos ya por la noche y preguntamos a unos vecinos, donde se encontraba el Cuartel de San Miguel, nos indicaron la dirección que teníamos que seguir y nos advirtieron que habría unos tres kilómetros de distancia.

Con todo nuestro equipaje ya mencionado anteriormente, empezamos a andar hasta nuestro destino y llegó un momento en el cual quedamos desorientados por la obscuridad de la noche y sin saber donde nos encontrábamos, en una palabra estábamos perdidos.

No sabíamos que hacer y observamos a lo lejos una luz, nos encaminamos hacía ella y comprobamos que era un cortijo, las puertas estaban cerradas y después de identificarnos como la Guardia Civil, salió un señor con un quinqué en la mano y muy amablemente nos invitó a entrar en la vivienda.

Nos dijo que llevábamos la dirección cambiada y nos aconsejó que nos quedáramos allí a descansar y a pesar de que le hicimos ver, que nuestra intención no era molestarle y que íbamos a continuar hasta encontrar el cuartel, nos convenció que lo mas razonable era quedarnos allí y así lo hicimos.

En el pajar nos improvisó una cama con unas mantas y allí pasamos la noche, que por cierto dormimos de un tirón y nos pareció un hotel de cinco estrellas, ya que estábamos muy cansados con el día tan largo que habíamos tenido.

Al día siguiente el dueño del cortijo nos acompañó y en una caballería a la que colocó un serón y montamos las maletas y los bultos, emprendiendo nuevamente el camino hacia nuestro destino.

Al final llegamos al cuartel de San Miguel, una caseta de obra, a unos 150 metros de la orilla del mar, dos habitaciones que se usaban de dormitorio y una cocina.

Otra habitación que era la   sala de armas y de oficina del Comandante de Puesto, sin alumbrado eléctrico, sin agua corriente y careciendo de wáter, aseos y por supuesto sin teléfono.

Nuestros puestos limítrofes eran Guardias Viejas (donde estaba la Línea) y Príncipe Alfonso y pertenecíamos a la Compañía de Adra.

El lugar donde estaba enclavado el Cuartel de San Miguel, actualmente es una bonita urbanización llamada Almerimar, con piscinas, varios hoteles, campos de golf y una población que pasa de los 8000 habitantes y que pertenece a El Ejido.

Como podréis imaginar ante esta situación y comparando mi anterior destino, el cambio había sido radical, había pasado de tenerlo todo a “no tener nada” y entonces me acordé del refrán que menciono al principio, pero bueno la juventud todo lo puede y con bastante dificultad traté de recuperarme poco a poco y al final lo conseguí.

La plantilla del Puesto la componían 5 guardias y el Comandante de Puesto, había dos postas por la noche y un vigilante durante el día. No teníamos servicio de puertas.


 

A los diez días se incorporó el Sargento Juan, soltero, (en el argot de la Guardia Civil “un caimán” (tenía 45 años), de carácter bonachón   y que fue un padre para nosotros, una gran persona, nos ayudó todo lo que pudo, dadas aquellas circunstancias y  del que guardo un gran recuerdo.

El mobiliario del acuartelamiento: era una taquilla para cada uno, una mesa para la cocina, seis sillas, un quinqué para alumbrarnos y un infiernillo de petróleo y las sartenes y ollas necesarias para hacer la comida y por supuesto platos y vasos (uno para cada uno).

También disponíamos de una cantarera. Con dos cantaros y un botijo

Disponíamos de camas de hierro (de las llamadas del Cuerpo), con un colchón de borra y dos mantas.

Había también una bicicleta que pertenecía al Puesto y que se utilizaba para desplazarnos a Guardias Viejas a la tienda, a comprar provisiones.

La sala de armas tenía un armario para guardar las carpetas del Cuerpo con la documentación y un armero para los fusiles y una mesa. (En esta sala dormía el Sargento).

Los compañeros me pusieron al corriente de la situación, cada día uno de nosotros tenía que ir a por agua para beber,  (en un pozo a dos kilómetros, hacia la montaña ) , hacer la comida para todos, fregar los platos en agua del mar y tener la casa limpia. (Menuda tarea para quien estaba acostumbrado a encontrárselo todo a punto y sin hacer nada).

Solo se hacía para la comunidad el primer plato, que solía ser de “cuchara”, el segundo plato corría por cuenta de cada uno (para ello guardábamos en nuestras taquillas los productos necesarios, huevos y embutidos).

Entre sus obligaciones, también estaba comprar el pan y traer la comida de la tienda de Guardias Viejas (para eso nos podíamos desplazar en la bicicleta antes mencionada).

Para colmo, en la playa como es un sitio tan seco, había que tener cuidado al sentarse, porque entre las matas, solía haber algún que otro alacrán dispuestos a darnos un picotazo, (de hecho varios compañeros sufrieron de sus picaduras).

Tuvimos suerte, porque un compañero llamado Moreno, le gustaba mucho la pesca y se pasaba todo el día enganchado con la caña y conseguía abastecernos de algún pescado.

A veces, alguna barca de pescadores se acercaba y nos dejaba también pescado, que era de agradecer.

No teníamos ningún día libre y no podíamos ir de vacaciones porque en nuestra petición nos decían “se resiente el servicio”.

Que comparen nuestros compañeros actuales y podrán ver bastante diferencia, entre el hoy y el ayer y seguramente que nuestros padres y nuestros abuelos habrían estado mucho peor.

A pesar de todas estas circunstancias adversas, pudimos con todo, éramos jóvenes y lo superamos, estábamos contentos y nos llevábamos como hermanos, éramos una gran familia y al Sargento lo considerábamos como “nuestro padre”.

Durante mi estancia en San Miguel, me ocurrieron muchas anécdotas (pero que no se pueden contar), queda como “secreto del sumario”.

A los ocho meses de estar en San Miguel, pasé destinado al Puesto de la Garrofa (a 9 kilómetros de Almería), con permiso para estar en casa de mis padres en la Capital, viniendo al Puesto solamente para hacer el servicio y mi vida cambió considerablemente.

Ésta es a groso modo y explicada a mi manera, mi experiencia de mi estancia en San Miguel, que espero no os aburriera demasiado y que como veis ,  el refrán  se cumplió “ cogiéndome totalmente”.

jueves, 17 de febrero de 2022

El trío de patrulleros oceánicos del Semar de la Guardia Civil. Río Miño, Río Tajo y Río Segura

Reportaje De Juan C. Ortiz (publicado en FORO NAVAL)
Relevo frente a las costas africanas de las patrulleras oceánicas Río Miño y Río Segura durante el operativo FRONTEX (FOTO: SEMAR-GC)

Así pues, estos primeros dos patrulleros del SEMAR se adquirieron provisionalmente hasta que la Guardia Civil pudo adquirir un verdadero patrullero construido como tal, que llegaría en el año 2010 con el nombre de Río Segura. En cualquier caso y aunque los Río Miño y Río Tajo fueron una adquisición provisional, siguen sin atisbarse en el futuro la adquisición de nuevos y verdaderos buques patrulleros que los releven en el servicio como posibles sustitutos para servir en los destacamentos marítimos de la Guardia Civil en África y en la protección de las fronteras exteriores de España ante las amenazas emergentes del terrorismo, el narcotráfico, el tráfico ilegal de personas y el crimen organizado.

Otro problema que tiene el Servicio Marítimo de la Guardia Civil es la carencia de marinos del propio Instituto Armado con titulación para poder operar este trio de patrulleros oceánicos. Aunque en un principio se llegó a hablar de formar y adiestrar náuticamente a las dotaciones de la Benemérita, llegándose a proponer en su momento la posible adquisición de algún gran velero aprehendido del narcotráfico para que hiciera la labor de buque escuela para el SEMAR, al final se decidió recurrir a la contratación de personal civil de Marina Mercante, adjudicándose actualmente el mismo a la compañía Gauzón Ibérica, que con un contrato de 22,6 millones de Euros, ha sido la elegida para que proporcione una tripulación adecuada para navegar, así como el mantenimiento integral de los tres buques oceánicos del SEMAR incluyendo las varadas, reparaciones, logística, pertrechos, víveres y servicios diarios.

 RÍO MIÑO

Tras la creación de su Servicio Marítimo, la Guardia Civil debió enfrentarse a la crisis migratoria de los cayucos en las Islas Canarias, si bien no disponía de ningún buque oceánico con el que afrontar el reto. Es así como en el año 2007 la Benemérita se fijó en el buque pesquero japonés Tensho Maru Nº 28, del tipo palangrero, construido en 1984 por el astillero Kanasashi en la localidad nipona de Shimizu, siendo adquirido por el Instituto Armado y adaptado para su nueva misión de patrullero de altura en el astillero Armón de Burela, que le instaló de los últimos sistemas de comunicaciones, radares, cámaras térmicas, etc. al tiempo que le construyó una cubierta de vuelo sobre la popa de la superestructura para poder operar con helicópteros, si bien no posee hangar a bordo.

El astillero Armón adaptó el nuevo buque para que pudiera operar con una dotación de 22 tripulantes, consistentes en 14 agentes de la Guardia Civil y ocho miembros de personal civil (incluyendo su capitán) repartidos en 20 camarotes, implementando como capacidad el poder actuar como buque de rescate, pudiendo albergar a 200 náufragos, contando también con 4 celdas para detenidos cuando actúa en misiones contra el narcotráfico y la comisión de delitos en la mar.

El Río Miño cuenta con un casco de acero que desplaza unas 1.218 toneladas a plena carga, contando con una eslora total 50,81 y una manga de 8,6 metros, si bien su diseño de palangrero para operar en el Océano Atlántico le penaliza en el Mar Mediterráneo, ya que su proa, alta y en escalón, está diseñada para remontar las anchas olas del Pacífico, haciendo que atraviese las del Mare Nostrum, que son más cortas y seguidas, provocando que su castillo y combés seam muy húmedos al embestir el oleaje cuando hay temporal.




El buque destaca por su capacidad de almacenamiento de 227.083 litros de gasoil que le proporciona una autonomía de unas 22.000 millas, lo que le capacitaría para poder navegar tres meses sin tocar puerto, siendo incluso capaz de dar, si hiciera falta, una vuelta al mundo gracias a su motor de origen japonés, que tienen unas características bastante humildes, heredadas de su pasado como buque pesquero, por lo que únicamente dispone de 100 cv que le proporciona un andar de 11,75 nudos. Esta pobre velocidad como patrullero se ha tratado de compensar sirviendo de nodriza para dos embarcaciones semirrígidas del tipo RHIB de 7,7 metros de eslora, capaces de alcanzar los 40 nudos de velocidad, resultando muy útiles en las misiones de lucha contra el tráfico ilegal de personas, el narcotráfico y el salvamento y rescate en la mar.

Desde que entró en servicio con la Guardia Civil en el 2007, la patrullera Río Miño ha ido acumulando un extenso historial operacional, como su misión inaugural en el Senegal ese mismo año para ayudar en el control de la inmigración ilegal, destacando también la interceptación del velero Pandora-Lys a la altura de Portugal, donde intervino 800 kg de cocaína, así como los 300 kg aprehendidos a un yate frente a Melilla o los 15.000 kg interceptados a un pesquero egipcio que proveniente de Marruecos fue capturado cuando llevaba rumbo a Italia, si bien al hundirse la embarcación solamente pudieron aprehenderse 1.600 kg, perdiéndose el resto de la carga. Por otra parte merece destacarse que este pasado año el Río Miño rescató en la mar a casi mil personas y aprehendió cerca de media tonelada de estupefacientes, sobre todo hachís, lo que sin duda habla muy bien de la profesionalidad de su dotación a pesar de las pobres características de la patrullera en cuanto a velocidad.




En la actualidad la patrullera Río Miño sigue dedicándose a la prevención y lucha contra el narcotráfico, el tráfico ilegal de personas y el control de los recursos pesqueros y medioambientales, si bien había planes para que fuera sustituido en el pasado año 2019 por un nuevo buque similar al Río Segura, construido ex-profeso como buque de patrulla oceánica, si bien esta previsión se ha ido retrasando a causa de las actuales dificultades económicas, anteriores incluso a la provocada por la pandemia de Coronavirus, que también afectó a su dotación el pasado verano, cuando siete miembros de la misma se infectaron de COVID-19, teniendo que confinarse en sus camarotes y atracando el buque en el puerto de Almería, quedando fuera de servicio mientras duraba la necesaria cuarentena y se limpiaba y desinfectaba la patrullera, después de que los convalecientes fueran desembarcados y sustituidos por una nueva dotación.

Las CARACTERÍSTICAS de la Río Miño son las siguientes:

Constructor: KK Kanasashi Zosen (Japón)
Botadura: 1984
Entrada en servicio: 2007

Desplazamiento: 1.218 toneladas
Eslora: 50,81 mtrs
Manga: 8,60 mtrs
Calado: 3,30 mtrs

Propulsión: 2 x motores diésel
Velocidad: 12 nudos
Dotación: 22 tripulantes

MMSI: –
IMO: 8410471
Código de llamada: ECNL

 RÍO TAJO

Sólo un año después de que el Servicio Marítimo adquiriera el palangrero japonés Tensho Maru Nº 28 para transformarlo en el patrullero oceánico Río Miño, la Guardia Civil adquirió con la misma finalidad al veterano buque de salvamento y apoyo Britannia 1, que actuaba como buque remolcador y auxiliar en Mauritania y teniendo como base el puerto de Las Palmas. Construido en Alemania en 1973 fue transformado para su nueva misión de patrullero oceánico por los mismos astilleros Repnaval de Las Palmas que le había vendido el buque.

Se trata de un robusto barco construido en acero, constando de un desplazamiento de 826 toneladas, una eslora de 52,78 m y una manga de 11 metros. Al igual que ocurre con el Río Miño, el Río Tajo también padece de una escasa velocidad de navegación, herencia de su pasado como buque remolcador de apoyo para misiones de salvamento y seguridad de plataformas, contando con una capacidad de almacenaje de 161 toneladas de combustible que le confiere una adecuada autonomía.




Como es habitual en los grandes patrulleros oceánicos de la Guardia Civil, su dotación consta de una tripulación civil contratada a la empresa ferrolana Gauzón Ibérica y un destacamento de cuatro miembros del Servicio Marítimo.

Su adquisición y posterior adaptación se debe entender como una medida de emergencia ante la avalancha de cayucos cargados de inmigrantes ilegales que se estaba dando en las costas de Canarias a finales de la primera década del presente siglo. Por lo que el Río Tajo, al Igual que el Río Miño fueron blanco de fuertes críticas por su escasa idoneidad para el tipo de misión encomendada. Así pues, ambos buques fueron una solución de circunstancia hasta que se pudiera disponer de un verdadero buque patrullero propiamente dicho y de nueva construcción, siendo éste el Río Segura, cuyo contrato fue adjudicado a los Astilleros Gondán en diciembre de 2008 y recibido dos años más tarde, en diciembre de 2010, tal y como veremos a continuación.

Las CARACTERÍSTICAS de la Río Tajo son las siguientes:

Constructor: Astilleros Repnava (Las Palmas)
Botadura: 1973
Entrada en servicio: 2008

Desplazamiento: 826 toneladas
Eslora: 52,78 mtrs
Manga: 11 mtrs
Calado: 3,28 mtrs

Propulsión: 2 x motores diésel
Velocidad: 11 nudos
Dotación: 15 tripulantes

MMSI: 22464300
IMO: 7311305
Código de llamada: EBWT

 RÍO SEGURA

A Diferencia de los buques anteriores, el Río Segura es un buque construido ex-profeso en 2008 como patrullero de altura por encargo del Servicio Marítimo de la Guardia Civil al Astilleros Gondán de Figueras por 15.323.600 Euros, botándose en marzo de 2010 y entrando en servicio a finales de ese mismo año.

Con un desplazamiento de 1.700 toneladas, una eslora total de 73 metros y unos 12 metros. El Río Segura es en la actualidad el mayor buque del Instituto Armado. Su casco es de acero naval, repartiendo su distribución interior en dos cubiertas, ocupando la más alta casi la mitad de la eslora. En el diseño primó su comportamiento marinero, contando con una proa muy lanzada, de tipo atlántico, contando con un bulbo bajo el agua para mejorar su rendimiento hidrodinámico durante la navegación.




En la proa el Río Segura dispone de una amplia zona de carga, pudiéndose estibar diferentes configuraciones en su bodega y entrepuente, pudiendo instalarse también dos contenedores Shelter estandarizados en su cubierta de vuelo a costa de sacrificar las operaciones aéreas. Dicha cubierta de vuelo se sitúa a popa de la superestructura, ocupando toda la manga con unas dimensiones de 14,7 metros de largo y 12,02 metros de ancho. Hay una estación para suministrar combustible JP-8 a un helicóptero, si bien no dispone de hangar.

Su superestructura también está construida en acero, distribuyéndose en dos niveles, situándose el amplio puente de mando en el superior, lo que le otorga una buena visibilidad en todas las direcciones, situándose también el mástil con las antenas de radar  y comunicaciones y la chimenea con los escapes de los motores en su extremo popel. En la zona de la cofa lleva instalado un sistema contraincendios de lanzamiento de agua/espuma para lucha contra fuego, ya sea apoyando a otros buques, ya sea cubriendo también su propia cubierta de vuelo.




El Río Segura tiene capacidad para una dotación de 27 tripulantes y pasajeros que se repartirían en 24 cabinas, 15 de ellas dobles, estando 9 de ellas destinadas a la dotación habitual y el resto para los posibles pasajeros. Como es lógico, el buque tiene la necesaria cocina, comedor, zonas comunes de descanso, gimnasio, dos oficinas, enfermería, lavandería y zonas de almacenamiento, muy útiles durante los periodos prolongados de navegación.

Su propulsión consiste en dos motores diésel MTU Friedrichshafen de 1.520 kW cada uno para mover sendas hélices azimutales Schottel Mod. 1.212 sin tobera que también actuarán como timones, muy parecidas a las que utilizan los buques MCM de la clase Segura de la Armada. También dispone de una hélice transversal en proa con una potencia de 320 Kw para maniobras en espacios cerrados, como pueda ser la dársena de un puerto durante la maniobra de atraque. La propulsión elegida para el Río Segura está pensada para proporcionar una elevada autonomía con vistas a realizar misiones de patrulla de larga duración. Igualmente, su alta maniobrabilidad a baja velocidad le permite acercarse a las pateras, cayucos o pequeñas embarcaciones para auxiliar con mayor seguridad y cuidado.

Las CARACTERÍSTICAS de la Río Segura son las siguientes:

Constructor: Astilleros Godán
Botadura: 30/03/2010
Entrada en servicio: 09/12/2010

Desplazamiento: 1.668 toneladas
Eslora: 73 mtrs
Manga: 12 mtrs
Calado: 2,85 mtrs

Propulsión: 2 x motores diésel MTU 16V 4000 Potencia: 2 × 1520 kW
Velocidad: 16 nudos
Dotación: 27 tripulantes

MMSI: 225008350
IMO: 9561174
Código de llamada: EAAE

Juan C. Ortiz (FORO NAVAL)