Desde la oportunidad que me brinda el presente texto, y
ventana por la cual, vislumbro el sentido de lo que fueron sus vidas, esta es mi particular
manera de rendir un modesto homenaje a los defensores del Alcázar de Toledo,
fortificación sobre rocas. La mayoría de las veces muchos de nuestros pasajes
históricos se pierden en el olvido, hoy me he retrotraído en este texto para
navegar por el largo sendero del pasado por ello quiero en esta pequeña
narración enviar al sabio viento con la
mediana esperanza que este texto valga para recordar a nuestros héroes, y no
olvidar ni abandonar en el desván de los recuerdos determinados hechos relevantes.
Alcázar de Toledo,
hechos de armas más importantes. Las fuerzas
de la guarnición de Toledo, reforzada por la Guardia Civil de la
provincia y un centenar de civiles militarizados. El 21 de julio de 1936
empezaron el asedio sobre el fortín y no lo levantarían hasta el 27 de
septiembre, tras la llegada del Ejército de África al mando del general Excmo. Don
José Enrique Varela.
Los defensores del
Alcázar eran 800 hombres de la Guardia Civil, 8 cadetes de la academia de
infantería, 1 de la de Artillería y aproximadamente 670 civiles (500 mujeres y 50 niños) vivieron en el
Alcázar el asedio. Muchos de estos eran familiares de los miembros de la
Guardia Civil mientras que otros se habían refugiado allí desde diversas partes
de la ciudad para salvar sus vidas. Muchos murieron y otros
muchos fueron heridos pero el Alcázar no
se rindió. Gracias por mostrarnos el
camino del honor.
Este pequeño texto
es con objeto de enriquecer y honrar a Nuestras Fuerzas Armadas y rendir
tributo a los caídos por Dios y por España, en el cumplimiento del deber. ¡Que
sus memorias y sus legados no se pierdan!
¡EL ALCÁZAR NO SE RINDIÓ!
“Dice un refrán Castrense, que las heridas que el soldado
muestra en el rostro y en el pecho, son estrellas que guían a los demás al
cielo de la honra y a desear la justa alabanza
Socio, José
Castillo Rubiño.