miércoles, 29 de junio de 2022

A la memoria de los heroicos defensores del Alcázar

 

Desde la oportunidad que me brinda el presente texto, y ventana por la cual, vislumbro el sentido de lo que  fueron sus vidas, esta es mi particular manera de  rendir un modesto homenaje  a los defensores del Alcázar de Toledo, fortificación sobre rocas. La mayoría de las veces muchos de nuestros pasajes históricos se pierden en el olvido, hoy me he retrotraído en este texto para navegar por el largo sendero del pasado por ello quiero en esta pequeña narración enviar  al sabio viento con la mediana esperanza que este texto valga para recordar a nuestros héroes, y no olvidar ni abandonar en el desván de los recuerdos  determinados hechos relevantes.

Alcázar de Toledo, hechos de armas más importantes. Las fuerzas  de la guarnición de Toledo, reforzada por la Guardia Civil de la provincia y un centenar de civiles militarizados. El 21 de julio de 1936 empezaron el asedio sobre el fortín y no lo levantarían hasta el 27 de septiembre, tras la llegada del Ejército de África al mando del general Excmo. Don José Enrique Varela.

Los defensores del Alcázar eran 800 hombres de la Guardia Civil, 8 cadetes de la academia de infantería, 1 de la de Artillería y aproximadamente 670 civiles (500 mujeres y 50 niños) vivieron en el Alcázar el asedio. Muchos de estos eran familiares de los miembros de la Guardia Civil mientras que otros se habían refugiado allí desde diversas partes de la ciudad para salvar sus vidas. Muchos murieron y otros muchos fueron heridos  pero el Alcázar no se rindió.  Gracias por mostrarnos el camino del honor.

Este pequeño texto es con objeto de enriquecer y honrar a Nuestras Fuerzas Armadas y rendir tributo a los caídos por Dios y por España, en el cumplimiento del deber. ¡Que sus memorias y sus legados no se pierdan!

  ¡EL   ALCÁZAR NO SE RINDIÓ!

“Dice un refrán Castrense, que las heridas que el soldado muestra en el rostro y en el pecho, son estrellas que guían a los demás al cielo de la honra y a desear la justa alabanza
                                                                                       Socio,   José Castillo Rubiño.

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