EL MOTORISTA EN LA VIGILANCIA DE LA
CIRCULACIÓN
Septiembre del Año 1974.- Revista de la Guardia Civil número 365
Por Manuel Fernández Romero.- Teniente Coronel del Cuerpo.
Cuando se
trata de pensar en la vigilancia de la circulación surge inmediatamente la idea
de que la fuerza que tenga que desempeñar esta misión deberá tener MOVILIDAD y
hay que buscarle el vehículo apropiado.
En el
estudio de ese factor se llega rápidamente a una conclusión: la MOTOCICLETA es
indispensable para determinados servicios.
La motocicleta que llene las necesidades de una adecuada vigilancia de la
circulación deberá ser:
- Una motocicleta veloz que permita llegar rápidamente a los puntos conflictivos.
-
Una motocicleta potente que permita llevar todos aquellos elementos que
se precisan en el servicio (radioteléfono, sirena, linterna, botiquín,
talonarios, etc.).
-
Una motocicleta de presencia, que dé prestancia y categoría.
- Una motocicleta segura que permita prestar el servicio en carreteras
diferentes o en condiciones meteorológicas desfavorables (lluvia, frío, viento
etc.).
- Una motocicleta robusta, con pocas averías y de larga duración.
- Vemos, pues, que la motocicleta que el guardia precisa es una
motocicleta cara, de solvencia y de marca acreditada, y no podrán tenerse en
cuenta, como determinantes para elegirla, su coste barato de compra o su poco
consumo.
Varias son las marcas que se han impuesto entre las policías de tráfico
del mundo, pero sobre todo predominan: en el área americana, la Harley; en el
área asiática, la Honda, y en el área europea,
la BMW, sin despreciar otras, como la GUZZI italiana, que no desmerecen junto a las
anteriores. Todos los modelos adoptados son de motor de cuatro tiempos, consumo
de gasolina y gran potencia, con una serie de elementos, como parabrisas, intermitentes policiales, sirena, radioteléfono,
etc., que las complementan, dándoles, además de efectividad, vistosidad
y prestancia.
Adoptada ya la motocicleta como vehículo idóneo para las misiones de vigilancia del tráfico, se le descubren rápidamente otras ventajas:
- Es el único vehículo que puede adelantar, por estrecho que sea el arcén, aprovechando las aceras o colocándose entre los vehículos en los casos de
embotellamiento por congestiones del tráfico, accidentes, etc.
- Es el único vehículo capaz de permitir invertir en breves segundo, el sentido de la marcha.
- Es el único vehículo que permite disociar la pareja de servicio sin que ninguno de sus componentes pierda su movilidad.
- Es el único vehículo apropiado para determinados servicios, como escoltas a
competiciones deportivas, personalidades o transportes especiales.
-
No debe, pues, extrañarnos que la
motocicleta para determinados servicios haya sido adoptada por todas las
policías de tráfico del mundo, desde países fríos como puedan ser Suecia o
Canadá, hasta países tropicales como puedan ser Tanzania o Nigeria, a pesar de
algunos inconvenientes que presenta, como pueden ser:
- Su peligrosidad en caso de accidente.
- Su poca protección ante las inclemencias del tiempo.
- Su coste elevado al precisar dos vehículos por pareja.
- Su poco espacio para acoplarle los elementos que el guardia de trafico debe
llevar.
EL
MOTORISTA
Vistas las ventajas e inconvenientes
que puede presentar la motocicleta, hemos
de buscarle el factor más importante, el
guardia que la maneje.
El MOTORISTA. Deberá ser joven, decidido, amante del riesgo y
del deporte, conocedor de su profesión, de su vehículo, del medio en que va a
desenvolverse. Cortés en el trato, firme en sus decisiones, generoso en sus
prestaciones.
Si muchas veces hemos oído decir que en
dondequiera que la Ley deba ser observada, el orden mantenido y la autoridad
del Estado preservada, allí aparece el guardia civil, no cabe la menor duda que
esto no podría hacerse hoy si no existiera junto al caballero del tricornio el
caballero del casco, que tan bien sabe de soles de verano y fríos de invierno,
de sacrificios sin fin y de muerte en cumplimiento del deber.
Si el guardia rural ha llegado a ser un
elemento del paisaje, el guardia motorista es un elemento imprescindible para
la seguridad de la circulación.
El personal que integre esta especialidad deberá tener una gran preparación
para:
- Conducir adecuadamente su vehículo.
- Quedarle capacidad suficiente para observar la circulación de los demás.
- Conocer las leyes y reglamentos de tráfico
- Saber regular y ordenar la circulación.
- Tratar de forma correcta al ciudadano.
- Prestar los auxilios que sean necesario
- Instruir las diligencias precisas.
Por todo ello, en todos los países, en
escuelas especiales y siguiendo cursos de distinta duración, se dedica una
especial atención a la formación de este personal, que en algunos de ellos es
la base del servicio de tráfico. Las demás especialidades son complementarias.
Podríamos decir que el motorista en los
servicios de tráfico es lo que la Infantería en el Ejército, es el que ocupa y
domina la carretera. El que aparece en el cambio de rasante peligroso o tras la
curva sin visibilidad, el que ayuda en la desgracia y denuncia la conducta
peligrosa.
Precisa, por consiguiente, una gran preparación física, y no es raro encontrar en la policía de tráfico de distintos países grupos acrobáticos que dominan la motocicleta a la perfección, como el de Berlín, Méjico o Buenos Aires, o que participan en competiciones deportivas con brillantes resultados, como el equipo de la Agrupación de Tráfico de Madrid. Cuando se piensa en algún servicio de honor o de escolta que tenga que tener movilidad hay que recurrir al motorista, como ocurrió en la última estancia del Caudillo en Barcelona, en que por primera vez le escoltaron fuerzas que no fueran de su Casa Militar, lo hicieron los motoristas de la Agrupación de Tráfico del Cuerpo de dicha Ciudad.
El motorista es una fuerza de élite, y
vamos a ver manejando cifras de 1968, recopiladas de entre las facilitadas por
distintos gobiernos a las conferencias sobre seguridad en el tráfico de Kyoto
(Japón) en 1970, la proporción de motocicletas para los servicios de tráfico en
distintos países.










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