RADIO TRICORNIO
VIEJO
Cedido por nuestro buen amigo y compañero Julián Ruiz-Cantabrana Díez
Hoy os voy a contar dos anecdotillas que ocurrieron en mi
vida de joven, cuando vivía con mis padres, él Guardia Civil.
En el año 1946 y 1947 mi padre estaba destinado como guardia
2º en la ciudad de Alcoy (Alicante), gran ciudad muy industrial en aquella
época y creo que actualmente también. Como referencia os puedo decir que en dos
de esos años había un equipo de futbol, el famoso ALCOYANO que estaba en
primera división, yo como os podéis figurar era fanático de este equipo.
Pues bien en el año 47 mi padre aprobó la convocatoria para el ascenso a Cabo. Para mi aquello fue una explosión de alegría y creerme el hombre más feliz ¡¡Mi padre Cabo¡¡ como el que mandaba el Puesto. Cuando salía a dar una vuelta por la ciudad, yo empecé a acompañarle pues tenía unas ganas enorme de que nos tropezáramos con algún Guardia para que se cuadrase delante de mi padre y le saludase como el hacia con su cabo. El primer día que salimos, pasada media hora, vi venir un Guardia en nuestra dirección, y tengo que deciros que me puse nervioso y empezó a acelerárseme el corazón pensando :
Pasados unos días, durante otro paseo, otro Guardia conocido ,de un puesto cercano (había en la ciudad 2 puestos de guardia civil) llego también a nuestro altura y lo mismo “enhorabuena Cantabrana a ver si hay suerte en el destino” y el consiguiente abrazo. Aquello ya se iba poniendo feo, vaya Cabo que era mi padre, no le hacían ni caso, era igual que antes cuando era guardia. Estos nos pasó varias veces más y a mí me parecía que a mi padre, le tomaban el pelo y que nunca sería como el Cabo jefe del puesto, que todos le saludaba y se ponían sus órdenes.
Pero e aquí que salió el destino de mi padre como nuevo Cabo
y fue destinado a la localidad de Pozoblanco en la provincia de Córdoba.
Localidad también importante, pertenecía a “zona que llamaban de bandoleros”, y
por ello había más de 60 guardias destinados. Hay amigo, aquí cambio la cosa
para mí, el primer día que salí a dar una vueltecita con mi padre, yo iba
pensando a ver si allí había algo más de disciplina, y ¡¡efectivamente allí la había. Al poco de salir de paseo nos
tropezamos con un Guardia y el hombre paso a nuestro lado saludando muy
enérgicamente a mi padre y diciéndole “a sus órdenes”, ¡¡cómo debía ser¡¡, casi
me cuadro hasta yo y me daban ganas de devolver el saludo como hizo mi padre.
Como os podéis figurar en sucesivos días, y como en la localidad había
bastantes guardias, los encuentros con mi padre eran frecuentes y siempre como
es normal se saludaban reglamentariamente. Mi espíritu se tranquilizó y vi que
mi padre era también un Cabo y que la disciplina era lo normal entre todos, lo
que me lleno de entusiasmo por la guardia civil. Entusiasmo que me dura todo el
resto de mi vida. He de confesar, que yo siempre fui el “hijo del Cabo”, pues
creo que mi padre estuvo en esa categoría unos 13 años, yo ingrese en la
Guardia Civil y mi padre seguía siendo el Cabo.
Fin de este pequeño relato, respecto a la reacción de un niño ante el ascenso a Cabo de su padre.. ¡¡COSAS DE LA GUARDIA CIVIL¡¡
Reglamento para el Servicio (cartilla de la Guardia Civil)
Artículo17. El saludo militar, fiel
exponente de la instrucción de una tropa, exige que el guardia civil, como
soldado veterano se distinga al practicarlo con la máxima corrección y
exactitud, cuanto previene el reglamento táctico para saludar a las Banderas y
Estandartes, Jefe de Estado, generales, Jefes, oficiales y suboficiales de los
ejércitos de tierra, mar y aire.
El gobernador civil de la provincia tendrá el mismo saludo que los jefes. La
fuerza que preste servicio en especialistas saludara a los jefes de hacienda y
empleados periciales del cuerpo de aduanas de los respectivos distritos cuando
vistan de uniforme
“El saludo militar
constituye expresión de respeto mutuo, disciplina y unión entre todos los miembros de las Fuerzas Armadas. Se efectuará por el de menor jerarquía y será correspondido por el superior. Entre los de igual empleo el saludo se practicará de acuerdo con las reglas dictadas por el compañerismo y la buena educación”.
Esto dicen nuestras Reales
Ordenanzas. Se cumple con gusto y se imita con frecuencia. No es un gesto
de subordinación que se realice para dejar claro quién manda. El saludo es
mucho más. Encierra hermandad, compañerismo, disciplina y unidad.
Sus orígenes son conocidos, aunque hay distintas versiones.
Como signo de amistad y paz que se manifestaban los hombres de armas al encontrarse levantando la mano derecha indicando no portar arma en ella. Como signo de cortesía y de estima cuando los caballeros se descubrían antes del combate llevándose la mano derecha a la altura del yelmo mostrando la cara al adversario.
Hay otro antecedente más cercano a nosotros.
Era una forma de recordarse mutuamente su común ideal, sin ser,
en aquella época, signo de respeto o subordinación. Este es, a mi juicio, el
origen del saludo actual. De ahí también la forma de ejecutarlo, “consiste en
llevar la mano derecha a la prenda de cabeza” ya que al levantar la mano hacia
el cielo los dedos rozaban el borde de la prenda de cabeza y no solían pasar de
ahí. El ejército polaco es el único que todavía
conserva este modo de saludar con los dedos.
Ese es el sentido del saludo, el recuerdo de la misión y del
ideal común, del juramento que los une a
la bandera a la cual sirven.
Decía nuestro reglamento: “Es la mirada lo que da al saludo su valor real; el
inferior debe mirar francamente a su superior a los ojos”. Estoy aquí, fiel,
dicen los ojos del soldado. Cuenta conmigo, responden los del oficial.
Unidad, hermandad, poder contar uno con el otro; ser lo mismo y
estar dispuesto a morir por la misma causa. Ese es el verdadero sentir del saludo militar y por tanto
grave falta no realizarlo o no responder al mismo.
Todos los ejércitos lo imponen con firmeza y entre ellos se
respeta e intercambia. Es el culto a la caballerosidad y al honor militar de cualquier soldado.
En la Legión se dice con sentido del humor que “a todo lo que se mueve se le
saluda y lo que está quieto se pinta de blanco”. Mejor pasarse que quedarse corto.Y es en la
Legión donde he encontrado la mejor expresión del saludo militar:
“El saludo del legionario es el más enérgico, el más airoso y
más marcial que pueda desearse. Espera impaciente a que llegue el Jefe a su
altura, y en el momento debido levanta la mano, que clava en la gorra,
mirándole al mismo tiempo.
La
mirada brilla con fiebre, es fija y recta a los ojos del mirado. Es también de ofrecimiento
interrogante para su Jefe; dice: “Mándeme”.
Algo
más que un gesto de cortesía. Es un austero gesto que encierra la regla
fundamental de esta hermandad militar, guerrera y
heroica: la unión entre todos sus miembros en la entrega al servicio de
la Patria.
Con ese hondo significado les envío mi más enérgico saludo.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com


Amigo Julian : He leído con mucho interés todas las anécdotas que nos vas mandando a través de nuestro blog y que a los que hemos nacido y criado en un cuartel de nuestra Guardia Civil, nos resultan muy familiares.
ResponderEliminarSon muchas las vivencias que recordamos con añorancia y el recuerdo de ver siempre a nuestros padres vestidos de uniforme y la admiración , el respeto y cariño que les teníamos .
Me viene al pensamiento lo ocurrido cuando mi padre se retiró y unos de mis hermanos , el mas pequeño dijo " el papá se ha vestido de hombre" y claro es que siempre lo vió vestido de uniforme y estaba muy extrañado.
No dejes de mandarnos noticias a ( radio tricornio viejo) que las vamos a leer con mucha atención.
Gracias Julián y un abrazo
No me gusta " pegarle patás al diccionario", como vulgarmente se dice y rectifico que donde dice (AÑORANCIA DEBE DECIR AÑORANZA)
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