Aunque Julio Cesar lo nombró sucesor, éste su sobrino,
Octavio, tuvo que ganarse el puesto en nuevas refriegas civiles cuando volvió
victorioso a Roma en el año 27 antes de Cristo.
Acudió al Senado para devolverle el poder. Era una maniobra inteligente porque se sabía que con tanto prestigio
el Senado no podía más que agradecerle la gentileza y reafirmarlo en el cargo. Roma quería la
paz. Estaba harta de ambiciones personales que primaban sobre el interés
general.
Con el titulo de Augusto otorgado por
el Senado, Octavio sintonizó con
el pueblo. Estabilizó las fronteras y fundó en Roma una Policía Local. En política
social creó un ministerio para el reparto de trigo, un precedente del subsidio
de paro que rebajaba la tensión en una ciudad que ya rondaba el millón de
habitantes. También organizó un sistema de pensiones para los soldados
retirados, incluso puso bajo control los cargos políticos, de manera que
resultaba más difícil que antes sacar tajada personal. Los romanos lo vieron así,
La “Paz Augusta” reinó del 27 antes de Cristo hasta el 14 después de Cristo. Total, 41 años.
El árbol bien cultivado se conoce por sus frutos.
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